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Pilar Vivó. Orientadora Educativa y fundadora de Grupo IVEP Formación

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Pilar Vivó. Orientadora Educativa y fundadora de Grupo IVEP Formación

Resumen

“La clave de la educación son los docentes; una política de recursos humanos inteligente debería centrarse en seleccionar y cuidar a los mejores. Un solo profesor influye en muchas generaciones de alumnos/as; el mejor pacto para la educación debería contemplar esto”.

Pilar Vivó es Licenciada en Psicología por la Universidad de Valencia, Máster en psicoterapia Gestalt y formada en diversas corrientes psicoterapéuticas. Ocupa desde 1992 el puesto de Orientadora Educativa en centros públicos de secundaria; fundó en 1996, IVEP Formación junto a su marido, empresa destinada a la preparación de oposiciones docentes y posteriormente crearon Editorial IVEP. Posee más de 25 años experiencia en el campo educativo, psicoterapéutico y empresarial. Una mujer polifacética que ha compatibilizado su vida profesional con su vida familiar.

Ella forma parte de una generación de mujeres que tuvieron la misma oportunidad de emprender que los hombres, aunque, sin embargo, tenían que enfrentar por el hecho de ser mujer, muchos más retos y renuncias para compatibilizar la vida profesional y familiar. Ser todo es mucho, afirma.

Para ella, el docente es el elemento insustituible de la enseñanza. La digitalización es un recurso potentísimo que hay que saber utilizar; lo esencial sigue siendo y será que el profesor/a sepa utilizarse a sí mismo como instrumento de cambio y crecimiento en sus alumnos. Sin emoción no hay cognición, afirma; el docente debe trabajar en si mismo sus propias habilidades sociales y emocionales para poder desarrollar esas mismas habilidades en su alumnado. Lo femenino tiene hoy, según ella, una gran oportunidad de enriquecer a la sociedad en todos sus ámbitos.


Desde tu experiencia ¿Cuáles son las principales dudas que plantean los adolescentes a la hora de elegir estudios o carrera profesional? ¿Llegan con ideas preconcebidas y elección en función de si son chicos o chicas?

Sinceramente, llevo 29 años en el Departamento de Orientación de Institutos públicos de Educación Secundaria y no hemos cambiado demasiado en todo este tiempo. Las chicas y los chicos siguen eligiendo bachilleratos diferentes y accediendo a itinerarios educativos superiores diferentes. Así que seguimos teniendo las mismas ideas preconcebidas sobre los estudios que “son” de chicos o los estudios que “son” de chicas.

¿Cuál es la razón fundamental? Desde mi punto de vista, observo una falta de confianza de las mujeres en sus propias capacidades y en el esfuerzo que supone para una mujer conciliar el desarrollo profesional con la vida familiar. No obstante, afortunadamente, las jóvenes de hoy lo tienen mucho más fácil que las jóvenes de mi generación. La sociedad avanza en la dirección de la igualdad, así que lo importante es la trayectoria en la que nos encontramos.

¿Qué les dices a los adolescentes y especialmente a las chicas a la hora de elegir una profesión? ¿Cuáles son esas recomendaciones que, con el tiempo, cuando te has encontrado con una alumna pasados unos años, te indica que aquello fue clave?

Pues les digo tres cosas: lo primero, que confíen en si mismos, este mensaje es idéntico para todos, porque la adolescencia y primera juventud es una etapa de mucha incertidumbre donde tienen que elegir opciones vitales; lo segundo, que elijan lo que les guste de verdad, lo que les mueva el corazón y les acompañe en capacidad (esto suele coincidir más de lo que pensamos, sobre todo porque si partimos del corazón encontramos un nivel donde te acompaña la capacidad) y lo tercero, que generen alternativas; les ayudo a generar alternativas porque suelen tener una única opción y eso es muy poco recomendable en la sociedad de hoy.

Lo que ellos y ellas recuerdan siempre es que yo confié en ellos de verdad, desde lo más profundo de mi corazón. Los alumnos se acuerdan de lo que les transmitimos, de lo que somos como personas, no de lo que les decimos.

De todo esto, el mensaje que lanzo especialmente a las chicas es que pueden confiar en ellas mismas. 

¿Qué destacarías de tu experiencia laboral, en los distintos campos a los que te dedicas, que pueda ser inspirador y que pueda motivar a las alumnas que hoy están en el colegio y en el instituto y tienen que decidir qué quieren ser? ¿A qué retos se enfrentarán?

Lo que destacaría de mi experiencia laboral, sin duda, es la diversidad de campos en los que trabajo: educación, empresa y psicoterapia. Esta diversificación profesional enriquece cualquiera de los campos donde ejerza. Una cuestión es la compatibilidad y otra, la exclusividad. Ser competente, esto es, resolver problemas de manera eficaz está totalmente reñido con hacer una sola cosa mil veces de la misma manera. Ahí lo dejo…

Sobre cómo inspirar a las alumnas a desarrollarse a través de su profesión, solo puedo decirles la verdad: es un reto en el que se requiere mucho coraje. También les digo que semejante reto lo hemos pasado las mujeres de mi generación, sus madres, y antes, sus abuelas…; ahora les toca a ellas con todo el apoyo de sus ancestros, porque a través de la evolución de la mujer esta evolucionando también el hombre, la sociedad entera. Sentirse apoyado por todo el sistema y formar parte de algo superior proporciona una energía imparable.

¿Por qué debemos animar a las chicas a estudiar carreras relacionadas con las disciplinas STEM? ¿Aportan las mujeres algo diferente en estos campos habitualmente desarrollados por hombres?

La ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas necesitan de las mujeres y viceversa. Los hombres y las mujeres somos diferentes, esto es innegable, la igualdad de oportunidades quiere decir, en mi opinión, que todos y todas debemos tener las mismas oportunidades para acceder a los mismos sitios. No creo exactamente que las mujeres aporten a la ciencia algo diferente, más bien lo femenino. La presencia de lo femenino es lo que hace falta. Por otro lado, las chicas lo que más necesitan son espejos donde reconocerse, modelos con los que identificarse.

 Desde un punto de vista clínico, ¿hay que romper muchos estereotipos? ¿Qué papel juega la familia? ¿Cómo se puede conseguir un equilibrio en una edad tan compleja como es la adolescencia?

La familia es el punto de partida, es el primer agente de socialización, el núcleo donde aprendemos todo desde que nacemos hasta la adolescencia, momento de inicio en la adultez en el que necesitamos cuestionar a la familia precisamente para lograr ser plenamente adultos. En la adolescencia necesitamos “romper” con las creencias familiares para poder hacemos adultos y adultas; en este sentido, sin “desobediencia” no hay crecimiento. Sin embargo, más adelante, para hacernos realmente adultos en necesario sentir gratitud hacia el sistema familiar de origen. Honrar a los padres es condición indispensable para vivir en paz. Es así de simple y así de complejo.

En ese sentido, los estereotipos forman parte de estas creencias familiares, por tanto, superarlas seguiría la misma pauta; esto es, “romperlas” primero y “agradecerlas” después por haber sido el motor del cambio. Por lo demás, la vida entera es una constante búsqueda del equilibrio en la que el desequilibrio es necesario. La vida no es plana. La manera de ayudar a los adolescentes se sustenta en tratarlos como adultos.

 Las oportunidades laborales son un aspecto fundamental en la orientación de los alumnos. ¿Cómo podemos integrar el mundo educativo y el empresarial para mejorar la orientación académico-profesional?

En mi opinión, este es un aspecto donde tenemos que centrar muchos esfuerzos. La actual formación profesional lo tiene muy claro: los índices de contratación por parte de las empresas de los alumnos que han cursado con ellas las prácticas (FCTs) son altísimos, la progresiva implantación de la FP dual y un amplio despliegue de programas formativo-laborales lo demuestran.

En la ESO se avanza poco a poco en este sentido; la actual LOMLOE insiste, por ejemplo, en dar más protagonismo a la Iniciativa emprendedora social y empresarial. Ahora bien, el Bachillerato tiene mucho que mejorar sobre esta cuestión; está claro que su finalidad es propedéutica, es decir, que se orienta para capacitar al alumno hacia estudios superiores, pero eso no quiere decir que todo el bachillerato gire en torno a la preparación de unas pruebas de acceso a la universidad. El bachillerato no consiste en preparar un examen para un grado universitario que ni los propios alumnos saben cuál es. Aquí, en mi opinión, nos estamos equivocando mucho. Tenemos una grandísima oportunidad para organizar un bachillerato en el que quepa una orientación académico-profesional en la que podamos hablar de grados, empresas y empleabilidad.

Desde los puestos y cargos que desempeñas ¿Has encontrado limitaciones o barreras por el hecho de ser mujer?

Tengo 53 años, por tanto, la respuesta es sí, claro. Y eso que en la función pública docente es un lugar donde la mujer tiene un papel reconocido y relevante. Aun así, habría algo que decir sobre algunos equipos directivos y sobre la propia administración. Ahora bien, lo esencial es dónde hemos llegado y a dónde vamos. No importa las barreras que yo haya encontrado por el hecho de ser mujer, lo importante es que ahora para las generaciones más jóvenes, hay menos, bastantes menos y eso es un tesoro. Quiero señalar también que es un tesoro compartido con los hombres; que igualdad quiere decir reconocer y valorar el papel que ha jugado y que juega el hombre en este camino. El hombre está en esta misma trayectoria. Es el mismo camino el que recorremos juntos, aunque evidentemente es la mujer la que ha marcado el rumbo.

¿En qué momento y por qué decides emprender nuevas acciones profesionales siendo funcionaria? ¿Son más importantes los conocimientos o la iniciativa y otras competencias blandas para el desarrollo profesional?

Con 24 años ya era profesora de la función pública docente, con 29 años emprendí junto con mi marido. Desde los 23 años empecé a trabajar en el ITG de Valencia como psicoterapeuta, es decir, he emprendido en diferentes campos profesionales casi desde siempre. Para contestar a la segunda parte de la primera pregunta, te contaré una anécdota: con 29 años un amigo y compañero profesor de IES me preguntó: “Oye Pilar, ¿qué necesidad tienes tú de complicarte la vida siendo funcionaria?”. Yo le contesté que no me complicaba la vida, que la enriquecía. Emprender e innovar desde lo privado me ofrecía entonces una libertad de creación mucho más rápida y amplia que desde lo público. Además, lo que emprendí hace ya 25 años fue una escuela de formación del profesorado que es, al fin y al cabo, a lo que nos dedicamos en el Grupo IVEP cuando preparamos a opositores/as al cuerpo docente. Contribuimos a la mejora de la función pública docente ayudando a que ingresen en ella los mejores compañeros y compañeras docentes.

En cuanto a la última pregunta, creo que hoy todos sabemos que las competencias sociales, la iniciativa, la inteligencia emocional y las llamadas habilidades blandas son mejores predictores del éxito profesional que los conocimientos y la inteligencia factorial. La cuestión es desarrollarlas primero en los docentes y después en los discentes.

Si miras al pasado, ¿cambiarías en algo las elecciones que has ido realizando? ¿Qué has aprendido en el camino?

Me he equivocado muchas veces, pero todos los errores cometidos fueron necesarios. He aprendido a confiar en la vida.

¿Qué destacarías como aportaciones que generaron impacto en tu vida cuando estabas en el colegio o en el instituto?

Lo más importante es no olvidarme nunca de que la adolescencia es un período de mucha revolución a todos los niveles que genera mucha inseguridad y que nos acompaña largo tiempo, tal vez, hasta más allá de los 40 años, donde empezamos a estabilizar nuestra vida. La adolescencia me parece una época de la vida fascinante llena de posibilidades, es impactante en si misma.

¿Qué mujeres han influido más en las decisiones que has afrontado profesionalmente? ¿Qué mujeres destacarías como líderes en el sector educativo?​

Como líder en el sector educativo, sin duda, María Tecla Artemisia Montessori, cuya biografía y trabajo me parece muy valiente y fascinante; un claro ejemplo de cómo aplicar en la educación las diferentes disciplinas en las que se formó y trabajó. Y, por supuesto, todas las mujeres entregadas a su profesión que he conocido en mi vida, empezando por mi madre, bailarina profesional y tercera catedrática de danza clásica en España, y mis compañeras de trabajo con las que comparto el corazón; sobre todo he aprendido a través de ellas.

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